Archive for octubre, 2008

Yo les llamo a los muertos mis amigos…

La última semana de octubre y la primera de noviembre son mi época favorita del año. Simplemente, me encanta. Tiene de todo, empezando por mi cumpleaños, papeles de colores, catrinas, copal, velas, flores anaranjadas y púrpura, pan de muerto, frío, tradiciones, música, calaveras de azúcar, de chocolate, de amaranto, de papel maché, de madera, grandes, pequeñitas, y versos muy divertidos.

Tengo ganas de ir al Zócalo y a Ciudad Universitaria a disfrutar las ofrendas que año con año llenan de magia esta ciudad.

Este año tampoco pondré ofrenda, quizás el siguiente sea más fácil asimilar algunas cosas.

Hoy es mi cumple y me la he pasado genial, gracias a todos x su ardua colaboración y x su amistad!

octubre 29, 2008 at 3:00 am Deja un comentario

Una tarde cualquiera

Hace como seis años fui al Antiguo Palacio del Arzobispado a escuchar música antigua… aquella tarde-noche hacía frío, como hoy, y en los bolsillos llevábamos credencial de estudiante, un billete de baja denominación (suficiente para la entrada al concierto y un café quizás) y un par de boletos del metro. Esa tarde en el hermoso patio sonaron notas barrocas, que acompañaban a las velas que iluminaban de amarillo. Yo no llevaba bolsa, recuerdo, los celulares no eran indispensables, y ni tu ni yo teníamos miedo de caminar por el centro de noche. Salimos del concierto y me invitaste a tomar un café, las tardes las disfrutábamos con café, tu cigarro y nuestra interminable y fluida plática; eso era suficiente en aquel entonces. Caminamos hacia el Café Tacuba, pero al llegar encontramos demasiada gente esperando mesa; no podíamos esperar mucho porque mi mamá me iba a regañar si nos tardábamos. Así que caminamos y encontramos un café curioso, de esos que yo digo que parecen de «película del 9» muy iluminado, grande, con pisos gris claro y sillones anaranjados; decidimos entrar y pedir algo para «merendar» pan y café, como siempre. Pan y café suelen ser suficientes. Hay cosas simples, tan simples que se olvidan.

Hoy, seis años más tarde, tomé el metro, bolsa en mano, celular atado a mí y me dirigí al Antiguo Palacio del Arzobispado para escuchar, obviamente (porque me encanta) música antigua. Llegué y me sorprendió la pregunta «¿trae credencial?» y pensé: -¿Credencial? ¿de qué?, ¿del trabajo, IFE?, mmmm carajo- «No». Ya no soy estudiante, ya no somos estudiantes, ni nos sobra el tiempo como antes, ni nos falta el dinero y sí nos hemos llenado de deberes y de temores tan innecesarios. ¿Bolsa de mano? carajo!!! ¿para qué?, ¿Cien pesos? antes no sé cómo, pero en serio, sobrevivíamos perfecto con la mitad. En fin, cómo cambian las cosas, y cómo cambio yo y cuánto tiempo ha pasado.

Y bueno, tras esta oleada de recuerdos, quiero decir que hoy fue una tarde mágica, distinta a la de hace 6 años, hoy no hubo café, cigarro, ni pan y en su lugar encontré un cielo precioso que enmarcó por varios minutos a nuestra bandera, un cuarteto llamado «Cuerdas in Crescendo» que me parece excelente y una feria del libro en el Zócalo un tanto ecléctica. Sí, ecléctica tal cual: los asistentes a una boda elegantísima atravesaban la plancha de prisa,  defensores del «2 de octubre no se olvida» se plantaron ahí para q no se nos olviden, una catrina deambulando, unos enamorados que al ver el cielo y la bandera no pudieron hacer otra cosa que sonreír y besarse, libros y libros, chocolate chiapaneco, gente mirando los edificios iluminados, otros comiendo antojitos (que por supuesto no pueden faltar) y unos más, como yo, vagando un poco y disfrutando de una tarde llena de cosas simples, que por simples, suelen pasar desapercibidas.

octubre 19, 2008 at 2:43 am Deja un comentario

Música en Yucatán

Yucatán es para mí un lugar maravilloso. La madre patria.

Chichén Itzá se llenó de luces y colores para recibir a Plácido Domingo y a Armando Manzanero, dos grandes personalidades de la música. Ópera, zarzuela, canciones de  don Armando y de Agustín Lara, así como el mariachi se encargaron de  llenar los sentidos de quienes presenciamos el espectáculo y de quienes tuvieron la oportunidad de verlo por televisión. Fue un lujo escuchar en vivo la voz única y espectacular de Plácido Domingo. La orquesta, las luces, los coros, la soprano, Manzanero y la pirámide de Kukulkán fueron el escenario.

Yucatán estaba paralizado por el evento. El sábado 4 de octubre en la mañana ya no había autos para rentar, los hoteles estaban a reventar y los vuelos incluso, estuvieron sobrevendidos. Los que salimos de Mérida para llegar a Chichén tuvimos que hacerlo con la debida anticipación; ya que si bien el evento empezaba a las ocho y media de la noche, era conveniente salir desde las cuatro para llegar con tiempo. Más de cinco mil personas (hay quienes dicen que hasta diez mil) nos dimos cita en la hermosísima zona arqueológica. Hay que decirlo, la organización fue deficiente por la gran cantidad de público asistente: un estacionamiento a diez minutos en auto, una sola salida de la zona arqueológica y mini vans que te transportaban de un lugar  a otro pero que eran insuficientes. A pesar de ello, es plausible el buen trato, la educación, el esfuerzo y la ambilidad de los yucatecos; los rebasó el número de personas, pero dieron lo mejor de sí.

Llegar a Yucatán, siempre es una experiencia renovadora; la vida es tranquila, sin tanta prisa, sin paranoia, sin miedo, con música, con sonrisas y alegría.

Este video muestra una de las mejor partes del concierto, justo después del intermedio:

octubre 12, 2008 at 5:26 pm Deja un comentario

Rumbo a Chichén Itzá

WAO, aun no puedo creerlo, pero es una realidad.

¡El sábado en la noche estaremos mi mamá y yo escuchando a Plácido Domingo en Chichén Itzá!

Estoy encantada y sin duda será algo inolvidable. Amo Yucatán, amo la buena música, la voz de Domingo y el tiempo junto a mi madre.

¡Qué emoción!

octubre 1, 2008 at 9:50 pm 1 comentario


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